Fangoterapia

Desde el antiguo Egipto, ya se utilizaban sus propiedades para curar heridas, golpes e incluso inflamaciones de órganos como riñón, hígado o estómago.

Hoy en el uso estético y sus propiedades que nos va a ayudar a tener un mejor aspecto y una piel más radiante.
Lo primero es diferenciar entre fango y arcilla. Son dos tipos de barros la arcilla se obtiene de la tierra y el fango se obtiene del fondo del mar o de manantiales. Son muy parecidos pero con ciertos matices ya que el fango posee una mayor cantidad de oligoelementos y por tanto sus propiedades y usos son mayores.


El fango termal posee magnesio, cobre, zinc, calcio, aluminio, silicio, grandes regeneradores celulares y encargados de reactivar la formación de elastina y colágeno. Por tanto su uso es ideal para fortalecer y tensar el cutis, además de ser un estupendo regenerador celular y eliminar las tóxinas alojadas debajo de la piel.

La acción remineralizadora y reequilibradora del pH de la piel del fango termal lo hace un elemento vital en los tratamientos de depuración de la piel; normalmente muy castigada por el uso y abuso del sol, cosmética no natural, mala alimentación, cigarrillo y estrés. 
Restituye la tonicidad, produce una renovación celular, arrastra las células muertas del estrato córneo y, por sus principios activos y antioxidantes, desaparecen arrugas y signos de expresión al realizar una verdadera “terapia” hidratando la piel y recuperando el tono muscular.
Los fangos posee la particularidad de ser sumamente absorbente de sustancias y células muertas depositadas en la superficie de la piel y, simultáneamente, las arrastra a las capas superiores de la epidermis, realizando una limpieza profunda.
Como consecuencia de esto la piel queda bien oxigenada y libre de toxinas.
Al activar la circulación sanguínea también disminuye los efectos del cansancio.

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